La biodinámica se basa en las teorías antroposóficas que Rudolf Steiner formuló a principios del siglo XX. Apicius presentará un amplio reportaje sobre Biodinámica y cocina en su próximo Cuaderno del mes de mayo 2011.
Explicaremos qué es la biodinámica y cómo ésta confluye hoy en la relación agricultura y cocinero, entre un producto de la tierra de calidad y la cocina gastronómica de proximidad. Nuestros lectores se llevarán una enorme sorpresa al descubrir qué calidad tienen los vegetales biodinámicos y qué connotaciones tienen para nuestra salud, respecto de los productos cultivados en las explotaciones convencionales.
Para abrir boca, ofrecemos a los lectores de este Cuaderno Digital una nota interesante y sugerente sobre la filosofía antroposófica: la teoría del hombre invertido. Según nos comenta Joan Salicrú, agricultor biodinámico y principal protagonista del reportaje de Apicius, existe una relación entre las partes de una planta y las partes de un cuerpo humano. Digamos que un cuerpo humano es como una planta invertida.
Por tanto, si ponemos juntos una planta y un ser humano, pero invertidos, nos encontramos con que las partes son equiparables. Esta equiparación, y éste es el principal interés de la antroposofía, tiene una relación directa con la salud. Así las raíces tienen correspondencia con las neuronas y todos los tubérculos o raíces comestibles (cebolla, ajo, patatas, zanahorias) están especialmente indicados para una dieta armónica con la naturaleza de las cosas, saludable para el individuo, y que prevenga de enfermedades. El tallo y las hojas se relacionan con el cuerpo, con el diafragma, con los pulmones y al igual que las plantas, ahí se encuentra la función respiratoria. Todos los alimentos vegetales relacionados con esta parte –lechuga, col, etc—son buenos para estas partes del cuerpo. Por último están las flores y los frutos, que estando en la copa de la planta, se corresponden con las piernas y los pies.